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Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

jueves, 17 de junio de 2010

Según Eutimio Martín en el Diario de León, Miguel Hernández no escribió el manuscrito de «Las nanas de la cebolla»

Miguel Hernández no escribió el manuscrito de «Las nanas de la cebolla»
El poeta dictó a su compañero de celda el documento que va a exhibir la Biblioteca Nacional en septiembre

17/06/2010 M. a. Nepomuceno | Diario de León

(A la izquierda «La nana», con letra diferente a la de Miguel Hernández)

La noticia saltaba cuando el periódico alicantino Información publicó un artículo en el que se decía que la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales había pedido al Ayuntamiento de Elche el préstamo del manuscrito de Miguel Hernández donde aparece el popular poema Las nanas de la cebolla. El documento formaría parte de la exposición La sombra vencida, que se inaugurará en la Biblioteca Nacional a mediados de septiembre. La procedencia y el origen de este célebre poema, al que Diario de León ha tenido acceso por vez primera por gentileza del catedrático emérito de la Universidad de Aix en Provenza, Eutimio Martín, autor de una de las más documentadas y rigurosas biografías de Hernández, El oficio de poeta ( Aguilar), está viciado porque el manuscrito no fue escrito por la mano de Hernández sino de un compañero de celda.

Según la responsable de la Biblioteca Central, Carmen Gutiérrez, se pagó por el citado manuscrito 7.000 euros, a la que se añadió la primera edición del libro Vientos del pueblo, de 1937, y un total de quince cartas con textos de Josefina Manresa, Miguel Hernández y de Luis Rodríguez Isern.

Fue en 2004 cuando el Ayuntamiento compró a la familia Rodríguez Isern el original del poema. «Era un gran amigo del poeta después de que ambos coincidieran en la cárcel de Torrijos. Los lazos de amistad se hicieron muy fuertes y, tras finalizar su condena, Rodríguez Isern se convirtió en el enlace de Miguel con la realidad, ya que en la cárcel sólo dejaban visitas de familiares y Josefina Manresa, su mujer, no era considerada como tal al no haberse casado por la iglesia. De ahí, que esta familia tuviera éste y otros documentos del escritor de Orihuela».

Nada de manuscrito. La noticia insiste en que el papel manuscrito con Las nanas de la cebolla ha resistido al tiempo. «Se mantiene firme aunque las arrugas del dolor y las penas siguen presentes. El documento muestra la letra a lápiz de Miguel Hernández, aparece sin título y está marcado por las coordenadas de la fecha de creación, desde la cárcel».

Aunque la historia de cómo salió de la cárcel de Torrijos el poema de las célebres Nanas de la cebolla es bien conocida para los hernandianos, las pruebas de que el poema fuera escrito a lápiz por el propio Miguel en el patio de la cárcel es una falacia que tiene su inmediata refutación en las declaraciones que el profesor Eutimio Martín ha realizado a este periódico. Y es que, el célebre manuscrito no tiene la misma letra que otros textos salidos de la pluma del poeta de Orihuela.

Según el profesor de Aix, este es uno de los «faroles» informativos más flagrantes de los últimos tiempos ya que el documento no muestra la letra a lápiz de Miguel Hernández. Para Eutimio Martín, la caligrafía pertenece a Isern. «Yo -"sigue diciendo Martín-" tuve la oportunidad de entrevistar a Isern en 1992 y me aclaró todo lo sucedido. Según me dijo, el texto del poema se lo dictó Miguel Hernandez a él, puesto que era su compañero de celda».

El propio Isern, en las páginas del periódico Información , explicó hace tiempo su intervención personal en el manuscrito de Las Nanas y se lo repitió en ABC a Francisco Esteve (22-3-92): «Una mañana, en el patio nos leyó Miguel Hernández unas coplas o coplillas como él las llamaba, que se las había inspirado una carta de Josefina, su mujer, en la que le contaba que sólo comía pan y cebolla. No es que comiera cebolla cruda, como algunos creen, sino un guiso pofre de patata y cebolla. Yo hice una transcripción de aquellas coplillas y de otros poemas», afirma Isern. El compañero de Hernández comenta también que cuando le internaron en Conde de Toreno seguía visitándole. «Yo había salido libre, iba de vez en cuando a comunicar con él, y luego visitaba a Vicente Aleixandre para darle noticias del amigo preso. Un día le llevé algunos poemas entre los que estaban aquellas coplillas que no tenían título. Las puse Nanas de la cebolla y añadí esa nota que aparece en todas las ediciones y que explica por qué Miguel las había compuesto. Parece que a Vicente Aleixandre uno y otra le parecieron bien», destaca.

El manuscrito de Las Nanas que ahora reproducimos aquí, en poder de la familia Rodríguez Isern, fue adquirido posteriormente por Rafael Navarro por mediación de Eutimio Martín tras el fallecimiento de Isern. «A este respecto, ratifica Martín, es necesario deshacer el equívoco que el autor del artículo de Información pone en boca de Carmen Gutiérrez cuando ésta afirma que los documentos que adquirió la municipalidad de Elche los tenía la familia Rodríguez Isern. «En la cárcel sólo dejaban visitas de familiares y Josefina Manresa, su mujer, no era considerada como tal al no haberse casado por la iglesia». ¿Se insinúa que estos documentos (cartas personales, tanto de Miguel como de Josefina, la primera edición de Viento del pueblo y el dichoso manuscrito de Nanas de la cebolla ) se los habían apropiado indebidamente Luis y su familia? Preferimos pensar que se trata de una torpeza de estilo en la redacción del artículo, asegura Eutimio.

Concluyendo, ni el manuscrito es de Miguel Hernández, porque él nunca lo escribió sobre papel, ni lo que se va a exponer en Madrid es el original a lápiz, de su puño y letra. Se trata de la transcripción que Luis Rodríguez Isern hizo de él a instancias de Miguel Hernández. No cabe duda de que la biografía de Miguel Hernández hay que desmenuzarla y no organizar congresos torticeros, charlas y exposiciones, para autobombo de quienes los sostienen, ya que la mayoría de las veces se está dando gato por liebre, o 7.000 euros por un manuscrito que no es original.