Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

viernes, 26 de marzo de 2010

MI RECUERDO DE DOS LIBROS DE VICENTE MOJICA, por Gasoar Peral Baeza



GASPAR PERAL BAEZA

Entre los libros que escribió el poeta alicantino Vicente Mojica (1923-1989) hay dos de los que guardo un recuerdo especial. Me estoy refiriendo a los que llevan, uno, el sugestivo título de Detrás de las palabras y otro, el de El sembrador de vientos, que me trae resonancias hernandianas. Explicaré la memoria especial que guardo de ellos.

El primero de los citados, Detrás de las palabras, poemas, se editó gracias a las Publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce, en la colección Cuadernos del Sur, de Málaga, en el año 1973, edición del poeta malagueño Ángel Caffarena que, además de editor, en la ”imprenta Sur, hoy Dardo”, y Cronista Oficial de su provincia, tanto impulsó y difundió la cultura alicantina durante la decena de años que vivió en Alicante.

La primera lectura de alguno de los poemas de Vicente Mojica incluidos en este libro me provocaron una emocionada impresión. Se produjo esa lectura, breve, en mi casa-torre, una calurosa y ya lejana noche estival, tras su obsequio de un ejemplar con dedicatoria ológrafa. Lo cuento.

Ocurrió el 12 de agosto de 1973. Hacía poco tiempo que acababa de llegar a Alicante, procedente de México D.F., su residencia allí desde 1949, el también poeta alicantino Ángel Miquel Alcaraz (Jijona, 1919 – México, D.F.,1995), autor, entre otros, de los libros Poesías, 1946, Alma en flor, 1948, Alicante, una ciudad en el recuerdo (dibujos de Gastón Castelló, con ediciones mexicana,1974, y alicantina, 1979, de Agatángelo Soler, alcalde que fue de Alicante), Homenaje a Gabriel Miró. Cuatro sonetos, 1978, y XXV sonetos de amor, 1980. Un grupo de amigos decidió ofrecerle como bienvenida una cena de homenaje en un restaurante de la Playa de San Juan. Alrededor de una mesa se sentaron, además del homenajeado y Flora, su mujer, los poetas Vicente Ramos, Rafael Azuar, Manuel Molina y Vicente Mojica, acompañados por quien escribe estas líneas –que no es poeta-, y nuestras respectivas esposas, además de la hermana del homenajeado, Amalia Miquel, con su marido, Pedro González, ambos con obra prosística y poética publicada, amén de otros familiares y amigos.

Interrumpo mi personal redacción. De aquella reunión afectiva queda un testimonio escrito por Amalia Picó, invitada al acto, que se publicó en la revista GUAY!, de Jijona, en su número de agosto de aquel año 1973. Y transcribo parte de lo allí reseñado:

“La cena transcurrió en un agradable ambiente de cordialidad, trasladándonos, después de la misma, a la finca de don Gaspar Peral, en donde se debatieron y comentaron todo tipo de temas literarios que surgieron en la conversación, aprovechándose asimismo esta reunión para presentar un libro de poesías que recientemente había publicado don Vicente Mojica, cuyos poemas son de una gran calidad y delicadeza. El libro se titula ‘Detrás de las palabras’. El señor Mojica repartió entre los asistentes un ejemplar de dicha obra.”

Reanudo mi propio relato. El libro de poemas en cuestión lleva el colofón fechado el dos de aquel veraniego mes. Es decir, apenas diez días antes. Y Vicente Mojica ofrecía a sus amigos, aquella noche, en mi casa-torre, el deleite de su recién nacido libro con el cordial afecto de su manuscrita dedicatoria. Un detalle, un gesto más de su parte, por lo que a mí particularmente me afecta, que jamás podré olvidar.¿Qué hay detrás de las palabras de Detrás de las palabras, de Vicente Mojica? Hay, nada menos, auténtica poesía. Basta con leer el soneto, que lleva el mismo título con el que nomina al poemario, para darse cuenta de la hondura de la obra de un sensible poeta-hombre que derrocha amor, bondad, entrega...
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Mi recuerdo del, cronológicamente citado, segundo libro de Vicente Mojica, El sembrador de vientos, auto sacramental, se asentó en mi mente desde las fechas en que empezó a escribir los primeros versos del mismo, ante las dificultades con que tropezaba para conferirle una estructura teatral. Menudearon mis visitas a su residencia, (entonces, el chalet “L’esplai”, en Vistahermosa). Me había pedido que le diera mi opinión sobre las escenas que iba acabando de versificar. Encontraba al poeta amigo a la sombra de un frondoso árbol. Un rimero de libros de contenido teológico, de consulta constante, al alcance de su mano, sobre una mesa. Era la primera obra de carácter teatral que abordaba, le faltaba la técnica que la literatura dramática exige y, sin embargo, se atrevió a afrontar el reto, ya enfermo como estaba, de componer, a lo Calderón, un auto sacramental en tiempos en que la idea de Dios retrocede en las creencias humanas, siguiendo lo que hizo en 1933/34, en plena II República española, el oriolano Miguel Hernández, pastor de cabras en su adolescencia... y de sueños siempre, con su Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras. Y Vicente Mojica lo consiguió. Escribió su auto sacramental. Lo publicó, nº 122 de su Serie General, con Prólogo de José Manuel Martínez Aguirre, la Caja de Ahorros Provincial de Alicante, (secuencia en la que algo tuve yo que ver y así lo dejó escrito en el ejemplar que me dedicó el 14 de octubre de 1985: “A mi querido amigo Gaspar Peral Baeza, que tanto me ha ayudado y se ha desvivido por la publicación de esta obra. Con mi gratitud y mi afecto cordialísimo en un fuerte abrazo.”. La presentación pública del libro tuvo lugar el 13 de diciembre de 1985 en el Salón de Actos de la Caja editora. Corrió a cargo de Vicente Ramos y del prologuista. Aquella noche, el Ateneo Científico Literario y Artístico de Alicante le ofreció una cena-homenaje en el hoy desaparecido Hotel Palas, reconvertido en Cámara de Comercio. Este auto sacramental también consiguió subir a un escenario. Y, asimismo, como en el caso del de Miguel Hernández, no se estrenó en vida del autor. El sembrador de vientos se puso en escena en el Centro Cultural de la Consellería de Cultura, Educación y Ciencia, hoy Teatro Arniches, el 8 de mayo de 1990, por la compañía Teatro de los Vientos, dirigida por Antonio Rives. Los dos bocetos de su decorado los dibujaron los pintores José Antonio Cía, Presidente que fue durante años del Ateneo arriba citado, uno, y Xavier Soler, el otro.

Vicente Mojica no pudo ver, como decimos, representada su obra teatral. Había fallecido poco antes, el 7 de octubre de 1989. Una desgracia para su familia, para sus amigos, para Alicante. Una verdadera pérdida para la poesía.