Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

viernes, 8 de diciembre de 2017

Miguel Hernández, afirmación intacta del ser poético, por Luis Ibáñez Lérida

A punto de finalizar la conmemoración del septuagésimo quinto aniversario de la muerte de Miguel Hernández, su caudal lírico de riqueza inagotable la convierte en palabra invicta en el tiempo.
Miguel Hernández. / RR SS.
Miguel Hernández. / RR SS.
Agravio histórico y literario nos encontramos ante Miguel Hernández. El interesado trasvase de legitimidad que ciñe su destino trágico a la de símbolo de la criminal represión fascista y mito de “poeta del pueblo”, es un apéndice secundario en su más profundo quehacer y vasta amplitud. Engendró con la determinación, convicción y pasión humana que le caracterizó, su propia y personal palabra poética, un verdadero arsenal de belleza en la lengua española.
En esa juntura de términos, su origen rural le confirió la germinal indumentaria de la frescura del signo y del rito que complementó con la obstinada afirmación del ser poético que contenía. Y que le empujó a encontrarse con otros horizontes humanos, traspasando los límites provincianos de Orihuela. “Miguel era tan campesino que llevaba un aura de tierra en torno a él. Tenía una cara de terrón o de papa que se saca de entre las raíces y conserva su frescura subterránea”. Un rostro marcado por las cicatrices de una explosión de carburo que sufrió en la infancia.
Pablo Neruda reconocía en él ese terruño cuya fértil sementera de almagre se convertiría en cosecha perenne. Condensar la dócil y simplona equivalencia del pastor aventajado o militante comunista en la insondable penetración anímica y psicológica del autor de El rayo que no cesa, es sencillamente desmerecer la intacta y poderosa huella que dejó tras de sí. En Miguel Hernández hay una esencialidad lírica solo comparable a su compromiso humano. Y en ambas alcanza cotas donde ninguna se desliga de la otra. Hasta tal punto que ese depurado, novedoso y expeditivo lenguaje acompañado de un ritmo tan rumoroso y quedo como enardecido y vigoroso, con resonancias clásicas y reflejos surrealistas, es cercado por el empuje atronador de su significación de justicia. @mundiario