Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

domingo, 26 de marzo de 2017

Si Miguel Hernández no hubiera venido a Alicante se hubiera salvado.














 Si Hernández no hubiera venido a Alicante se hubiera salvado.

   Cuando el poeta Miguel Hernández llegó al Reformatorio de Adultos de Alicante el 29 de junio de 1941, fue su verdadera sentencia a muerte, puesto que cuando llegó procedente del Reformatorio de Adultos de Ocaña, estaba sano, o relativamente sano  sufrían desnutrición como casi todos los presos republicanos. El certificado médico firmado en Ocaña por Don Amancio Tomé Hidalgo decía con fecha 12  junio de 1941: “Que reconocido el interno MIGUEL HERNANDEZ GILABDERT, resulta no padecer enfermedad infecto-contagiosa alguna ni defecto físico que le imposibilite para el trabajo” (página 78 del libro “Proceso y expediente contra Miguel Hernández” del fiscal Miguel Gutiérrez Carbonell). El Reformatorio de Adultos de Alicante fue el más duro de todos ellos, porque consideraban que al haber sido fusilado José Antonio Primo de Rivera en la Prisión Provincial de Alicante, los presos de nuestras prisiones no se merecían clemencia. De hecho, el Reformatorio de Alicante no era establecimiento penitenciario para el cumplimiento de condenas, puesto que Miguel le había sido conmutado la pena de muerte (18-01-1940), por la de treinta años  de reclusión mayor desde el 24 de junio de 1940. Cuando Miguel llegó a Alicante, por ciertas recomendaciones, que era lo que él deseaba, sufrió una innecesaria incomunicación de 25 días, porque no era un preso infecto-contagioso, según el certificado de Ocaña. Este incomunicación a la sombra, sin luz, y a penas sin comer le produjo una anemia por bajada de glóbulos rojos y oxígeno en la sangre, que le produjo hematomas y llagas en ambos pies. El 1 de diciembre del 41, ingresa en la Enfermería aquejado de dolores de estómago, el resto era cuestión de esperar por su carceleros franquitas, hasta morir un 28 de marzo de 1942 por “fimia pulmonar” según el parte del Dr. Miralles. Es decir, que si no hubiera venido a Alicante, se hubiera salvado.

Ramón Fernández Palmeral, investigador hernandiano, autor de varios libros sobre el autor de "Viento del pueblo"