Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

viernes, 13 de febrero de 2015

EL ÚLTIMO MANUSCRITO DE MIGUEL HERNÁNDEZ., por Miguel Ángel Pérez Oca.

viernes, 8 de agosto de 2014

                                                            Miguel Hernández.

                                                      El cuaderno de los cuatro cuentos.

                  Mis tíos Eusebio e Isabelita, y mi primo Julio, en la Barcelona de la posguerra.

Hace unos días, la Biblioteca Nacional dio a conocer la adquisición del último manuscrito de Miguel Hernández. Confeccionado en la cárcel de Alicante, en un cuadernillo hecho con papel higiénico y cosido con hilo de palomar, contiene cuatro cuentos dedicados a su hijo Manolito. Estaba en poder de mi primo Julio Oca, "Petete", y fue encontrado entre los papeles de mi tío Eusebio Oca Pérez, cuando a la muerte de su esposa, mi tía Isabelita, sus hijos revisaron los viejos papeles que guardaba en su casa. Mi tío "Eusebito el de Barcelona", fue compañero de cárcel de Miguel Hernández y lo acompañó en la enfermería donde estaba destinado a causa de una grave deformación en la columna vertebral que le impedía hacer trabajos físicos. Excelente dibujante, periodista y maestro de escuela fue, durante la guerra, secretario local de la FUE, el sindicato estudiantil de izquierdas, por lo que fue condenado a una larga pena de prisión y desterrado posteriormente a Barcelona, donde rehizo su vida y llegó a tener otros cuatro hijos, mis primos Eusebio, Carlos, Tana y Merceditas, además de "Petete", que tenía la misma edad que Manolito, el hijo de Miguel Hernández. Contaba mi tía Isabelita que en alguna ocasión entró en la prisión llevando en brazos a Manolito, haciéndolo pasar por su hijo Julio, para que el pobre Miguel pudiera verlo; ya que las autoridades carcelarias no autorizaban a Josefina Manresa y su hijo entrar a visitarlo, porque no estaban casados por la Iglesia, sino solo por matrimonio civil, que los franquistas no reconocían. Miguel escribió sus cuentos en el cuadernillo de papel higiénico y después se los entregó a mi tío Eusebio para que los ilustrara, rotulara y encuadernara de una manera vistosa, con el propósito de regalárselos a Manolito en el día de su santo. Mi tío llegó a ilustrar y rotular dos de ellos, que hoy día están publicados, y Miguel, agradecido, le regaló el cuadernillo como recuerdo. Ahora, este cuadernillo ha entrado en la Biblioteca Nacional con todos los honores.
Poco después moría Miguel en el más completo desamparo, en una enfermería indigna y cochambrosa, y sus verdugos creyeron que con él desaparecería su poesía. Pero no fue así. Miguel es eterno, como su Elegía o sus Nanas de la Cebolla; aunque hemos de reconocer que aquellos curas inclementes (el canónigo Almarcha y el padre Vendrell) que lo dejaron morir sin el tratamiento adecuado, nos robaron todos los versos encendidos y maravillosos que hubiera escrito Miguel, si se le hubiera permitido morir de viejo.
Mi tío Eusebio Oca Pérez realizó también el último retrato hecho a Miguel, ya muerto, y guardó como un tesoro sus últimos escritos. En Barcelona se ganó la vida como dibujante de películas de dibujos animados (Garbancito de la Mancha) y diseñador de chimeneas para una empresa catalana. Nunca lo dejaron ejercer de maestro.
Él también es inmortal. 
Estoy orgulloso de mi familia.
Miguel Ángel Pérez Oca.