Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

viernes, 30 de enero de 2015

"Elegía Primera" de Miguel Hernández a Federico García Lorca.



1.-   ELEGIA PRIMERA (A Federico García Lorca). 

      Miguel Hernández, Viento del pueblo 1937

       "Elegía Primera" no es, cronológicamente, la primera de las composiciones de Viento del pueblo, quizás, pienso con atrevimiento, que fue de los últimos, a la vez que se escribió la dedicatoria a Vicente Aleixandre, por la exposición de las proposiciones líricas coincidentes, como ya he comentado en el apartado propuesto a la dedicatoria a Vicente Aleixandre.

    Es indudable que la muerte de Federico García Lorca conmovió y preocupó a Miguel Hernández. El 12 de septiembre desde Orihuela preguntó a Cossío, si es cierto que a Lorca le han fusilado. Hecho criminal que ocurrió en la carretera entre Víznar  y Alfacar provincia de Granada, cerca de la Fuente Grande,  en la madrugada del 18-19 de agosto de 1936.
    Si Miguel hubiera escrito la elegía a Federico inmediatamente, la hubiera dado a la publicación tal y como hizo con el poema “Sentado sobre los muertos”, además la revista El Mono Azul, no se la hubiera rechazado, porque Rafael Alberti era el secretario de publicaciones.
    Miguel se lo piensa, al parecer no le sale nada espontáneamente tal y como ocurriera con la Elegía a la muerte de RamónSijé que se publicó en el número de diciembre del 35 en la Revista de Occidente. Miguel tiene la obligación literaria de escribir una “Elegía”, puesto que otros poetas ya habían dedicado poemas como el de Antonio Machado “El crimen fue en Granada”, publicado en Ayuda el 17-10-36, y en Poesía en la España Leal, 1937. Emilio Prados “Llegada”,  publicado en  Romancero de la Guerra civil Española, en noviembre de 1936. Francisco Salinas,  poeta de Callosa de Segura (Alicante), ganó el Premio Madrid en 1937, con un poema dedicado a la muerte de García Lorca “Por qué mataron al ruiseñor”.

  Leyendo detenidamente, las primeras siete estrofas, vemos que son como un comodín que vale para cualquier amigo muerto.

Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,
y en traje de cañón, las parameras
donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
y llueve sal, y esparce calaveras.

Verdura de las eras,
¿qué tiempo prevalece la alegría?
El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
y hace brotar la sombra más sombría.



   He puesto en negrita lo de "herrumbrosas lanzas", para resaltar que Juan Benet lo tomó como título para uno de sus libros homónimo “Herrumbrosas lanzas”, Premio de narrativa Castellana 1983. Obra concebida a partir de una historia militar de la guerra civil; Juan Benet traslada al mítico territorio de Región el acontecimiento más importante de la historia española de este siglo. Este evento  nos demuestra que Juan Benet leyó a Miguel.
  Miguel Hernández y Federico se habían conocido en Murcia, el 2 de enero de 1933, en Murcia se lo presentó Raimundo de los Reyes, en su casa cuando Miguel fue a corregir pruebas de su Perito en lunas.  (“Federico García Lorca con la Barraca en Alicante” de Gaspar Peral Baeza,  revista Perito, nº 9, octubre 2006).  José Luis Ferris ha comentado, recientemente, que Raimundo de los Reyes pagó la edición de Perito en lunas, y no el vicario Luis Almarcha.
  Miguel le escribió cuatro cartas, en cuyo discurso se nota el reproche. Federico le escribió una, compadeciéndole, ya que Miguel se había situado al borde de la mendicidad junto a sus padres, e incluso le insulta. Como escribe Eutimio Martín “… mete la pata hasta el corvejón tratándole de «calorré [gitanismo de gitano] de nacimiento» (carta de fecha 30-05-33). Si algo detestaba Lorca era que lo consideraran o lo trataran de gitano. En realidad el medio gitano era Hernández, puesto que su madre pertenecía a la familia de los “Mansebos”.
    En Madrid se vieron unas cuantas veces. Aunque las simpatías entre Federico y Miguel no era para ir cogidos del brazo, como le gustaba a Lorca fotografiarse con sus amigos, si vemos las fotos con Dalí, Buñuel o con  Oscar Esplá. Miguel reconoce que recordar a Lorca era necesario y oportuno para el éxito del libro.  Puesto que su asesinato estaba en el recuerdo de los poetas y milicianos.   Dijo María Zambrano que el autor de Bodas de Sangre, le tenía "alergia" a Miguel, y desde luego que tenía sus motivos, pues en una de las cartas que le escribiera Miguel le insultó de una forma descarada,  le increpó con arrogancia "la tarde aquella murciana, que he maldecido las putas horas y malas en que le di a leer un verso a nadie" (carta de fecha 10-04-1933). Y luego le acosaba con reproches para que le estrenara El torero más valiente.
    Miguel  volverá a nombrar a Federico en el poema “Llamo a los poetas” de El hombre acecha, 1939.
    Fusilaron al poeta de Fuente Vaqueros en la madrugada del 18 al 19 de agosto de 1936 en el Barranco de Víznar: Los Pozos, (Granada), donde también fusilaron  a otros muchos granadinos, entre ellos, a los banderilleros de la CNT Joaquín Arcollas y Francisco Galadí Melgar; aquí en Los Pozos se cree que hay un millar de muertos. A pesar de las excavaciones que se han hecho en Víznar y Alfacar, de acuerdo a la Ley de Recuperación de la Memoria Histórica, sus huesos no han sido hallados. ¿Por qué no le perdonaron la vida a Federico durante los días que estuvo preso en el gobierno civil de Granada entre los días 16 y 18 de agosto, a pesar de las insistentes peticiones de indulto por parte de influyentes amigos falangistas y familiares?, ¿acaso  le interrogaron, le torturaron y tan mal lo dejaron que ya no le podían ponerle en libertad?  Lo más seguro es que le sometieran a un duro interrogatorio, preguntas tales como dónde estaban sus amigos, entre ellos Fernando de los Ríos a quien los falangistas y cedistas odiaban a muerte.  Si Angelina Cordobilla, la mujer que le llevaba la comida al gobierno civil y le vio vivo, en la entrevista que se le hizo el equipo de Ideal, en marzo de 1975, no dijo nada de esta hipótesis, ella sólo vio encima de una mesa  un tintero, papel y una pluma, pruebas que confirman que lo tenían allí para que denunciara a otros camaradas o amigos, hacer "la lista negra" y además para que escribiera de puño y letra su propia confesión, es la única explicación lógica al recado de escribir, y si esta  lista de nombres, siempre sacados bajo amenazas y presión, y si los datos no eran satisfactorios, lo más seguro es que le torturaran como hicieron con otros muchos detenidos.  Lo mismo que hacen hoy en día con los prisioneros en Guantánamo o en otras cárceles secretas.  Ahora hay que preguntarse ¿quién torturó a Federico, dónde está su confesión?
    “Elegía primera” consta de 114 versos. No aprecio un llanto como aquella elegía a la muerte de su amigo del alma Ramón Sijé. En esta “Elegía primera”, aprecio abundante retórica metafórica en las primeras siete estrofas. Es en la octava  estrofa  cuando empieza a nombrar a Federico, sin lágrimas, cuando se  aprecian ciertos aires de reproches en: ¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!  (v. 36).  Miguel no puede olvidar ciertos desplantes de Federico, en casa de Vicente Aleixandre y otros codazos, como el comentado por María Zambrano. La estrofa siguiente suena a desquite y regaño.
¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!
Tu agitada alegría,
que agitaba columnas y alfileres,
de tus dientes arrancas y sacudes,
y ya te pones triste, y sólo quieres
ya el paraíso de los ataúdes.

   En la nota a pie de página 79, del Tomo I, estudio de José Carlos Rovira y Carmen Alemany, comentan que hay semejanzas de Coplas de Jorge Manrique, y rasgos quevedescos, según el estudio de José María Balcells “De Quevedo a Miguel Hernández”, Revista del I.E.A., núm. 36, 1982. por los versos finales “Tú sabes Federico García Lorca,/ que soy de los que gozan una muerte diaria”.
    La muerte es un recurso muy usado en el Barroco. Vemos el verso de Quevedo “las grandes almas que la muerte ausenta” (v.9 “Gustoso el autor con la soledad y sus estudios”). Miguel leyó con fruición a Quevedo, Góngora, y a los dos Vega (Garcilaso y Lope).

   Juan Cano Ballesta en el estudio de Viento del pueblo, Edición Cátedra, 308, página 57, nos recuerda: “Así fue la evocación del amigo que hizo Miguel en las palabras que pronunció en [21] agosto de 1937 en el Ateneo de Alicante: “La desaparición de F.G. Lorca es la pérdida más grande que sufre el pueblo de España. Él solo era una nación de poesía. Es su sombra… la que me empuja irresistiblemente contra sus asesinos en un violento deseo de venganza” (Ramos, 41). Cano Ballesta se refiere al libro de Vicente Ramos y Manuel Molina Miguel Hernández en Alicante, Colección Ifach, 1976.
   Palabras que tienen relación con los versos (75-76):

   Muere un poeta y la creación se siente
   herida y moribunda en las entrañas.

   Miguel había leído poemas de F. G. Lorca, en el Ateneo de Alicante, el 29 de abril de 1933, cuando vino con Ramón Sijé a presentar su libro Perito en lunas, y recitó “Elegía media del toro” con el cartel de Paco de Díe, porque el primer cartel que le hizo Rafael González Sáez para la Universidad Popular de Cartagena el 28 de enero de 1933,  se perdió en el tren.  El cartel de Paco de Díe, parece ser que se lo dejó en Madrid, en carta a José Bergamín de fecha junio de  1934 leemos: “En la siesta de ayer tarde y en mi rinconcito de mi huerto junto a la sierra achicharrada, lo leímos Sijé, Díe (el del cartel ese que me dejé ahí) y yo mismo…”  Leyeron los últimos capítulos de Auto sacramental.
  Para tener un mayor acercamiento a la relación entre ambos poemas debemos consultar  el artículo “Miguel Hernández y Federico García Lorca”, Francisco Esteve, revista Perito, número 9, de octubre 2006, (págs. 6-7).

    Dibujo que ilustra este poema. La lámina se divide en cuatro viñetas, presento una silueta del poeta granadino. Abajo las herrumbrosas lanzas, aquí rotas. Calaveras y granadas rotas y sangrantes, rociadas  bajo una llorosa guitarra. Porque dos veces nombra el poeta la guitarra.


(Articulo de Ramón Fernández Palmeral, pertenece al libro "Simbología secreta de Viento del pueblo".
Formará parte de mi conferencia-recital "Los poetas del sacrificio de mi carpeta roja". Ámbito Cultural de El Corte Inglés, 2015)

Libro editado en LULU
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