Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

lunes, 9 de julio de 2012

LOS ELEMENTOS SIMBÓLICOS Y RÍTMICOS EN EL RAYO QUE NO CESA


Por RAMÓN FERNÁNDEZ PALMERAL


El rayo que no cesa, obra del poeta oriolano Miguel Hernández, irrumpió en escena el 24 de enero de 1936, y nunca mejor dicho como un rayo, en contra de la tendencia de la generación del 27 de no manosear el toma del amor. Es el poemario que tengo en mi repertorio para los recitales que doy cuando me invitan a algún acto cultural, o simples tertulias de poetas. Me aprendí de memoria gran parte de ellos, no todos, porque algunos no se adaptan a mis facultades de aprendiz de rapsoda porque son una orgía de sensaciones. Y ya el primer poema Un carnívoro cuchillo me enseñó los dientes, hasta tal punto que tuve que buscar mi propia fórmula para darle la vuelta y poder memorizarlo, puesto que este poema está considerado como uno de los más complejos que existen para recitar. (Borrador que uno a este ensayo como ejemplo).

Introducción.- El rayo que no cesa, según el inmejorable trabajo del profesor José Antonio Serrano Segura, La obra Poética de Miguel Hernández[ ] lo califica como «...un estallido de pasión[...] una obra logradísima que consagraría a su autor...». Sin embargo, añadiría más, es una obra que sigue los cauces impresionista de Gabriel Miró y Azorín, por su enfoque sensorial: luz, color, aromas, sonidos e impresiones visuales y táctiles, con un dinamismo que recoge el espíritu mediterráneo hasta lograr un apoteosis de sensibilidad exuberante. Aunque también se le reconocen coincidencias con los sonetos de Lope de Vega, y del surrealismo de Vicente Aleixandre.

Sin duda estos poemas representan una catarsis del poeta, una purificación de las pasiones, de su caudal de amor turbulento, resurgido en él como resultado de unas experiencias amorosas, y posiblemente dedicado a sus tres amores: Josefina Manresa, Maruja Mallo, pintora y escenógrafa, y María Cegarra, era perito químico. Aunque para disimular y contentar a su novia Josefina, escribiera en la dedicatoria: A ti sola, en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya. Pero en realidad todavía no sabemos quién es la destinataria de este libro, aunque José Luis Ferris especula en su libro Miquel Hernández, pasión, cárcel y muerte de un poeta , que la dedicatoria es para Maruja y que el rayo es Maruja, cuyo verdadero nombre era Ana María Gómez González-Mallo, según la notas de Ramón Pérez Álvarez en su libro, Hacia Miguel Hernández.

Poemas que evidencian la disciplina del metro y la depurada estructura, con una expresividad llena de “corazón desmesurado” donde se advierten ciertas asimilación, según el prólogo José María Balcells, El rayo que no cesa[ ] de la poesía petrarquista española del Siglo de Oro, así como incorporaciones quevedianas. Son intensos, tienen una unidad, la de rayo que a martillazos como el de una fragua (volcán primigenio), se funde en dolor de un penar. El acento es bronco, violento, hondísimo, porque es un grito desesperado de amor, desgarrado y rendido por el desengaño como el toro burlado. Como el propio rayo, el poeta lanza desafiantes bramidos contra todo lo que le rodea y le impide ser un ser amado en su soledad interior de niño grande.

Simbología.- El rayo era en la mitología clásica un atributo de los dioses (los rayos de Zeus), también representa a un símbolo de unión sexual entre el cielo y la tierra, se relaciona con la fecundidad, según el Diccionario de símbolo[ ] de Alfonso Serrano y Álvaro Pascual. Es la luz venida de los cielos que da sabiduría e ilumina a los hombres. Miguel Hernández era profundamente religioso, y sin duda alguna, nos habla del trueno como la voz de Dios y el rayo como su escritura, idea, que a la vez nos conduce a los textos maya de el Popa-Vuh, del siglo VI.

El rayo que no cesa, significa, a mi entender, el vigor de las furias del mundo agresivo que rodean al poeta, convertido en fuerza cósmica. Es el rayo atmosférico como identidad cósmica. Luego analicé su significado, y me di cuenta que cuando el poeta nos habla del rayo, unas veces, lo transmuta en cuchillo, que puede devorar, volar, herir, y otras en metal crispado. El poeta lucha contra la energía devastadora del rayo cuando dice pero al fin podré vencerte. La comparación entre rayo y cuchillo se realiza a través de la metáfora mineral: rayo de metal crispado. Donde el rayo como chispa eléctrica se ha convertido en metal que puede herir, cortar, volar y tiene un brillo y que le persigue y le rodea brillo alrededor de mi mida; rayo que me rodea.

Poemas de amor y desamor, amor-destrucción, amor no culminado, y sobre todo la pena, la «Sobre la pena hernandiana se han escrito muchas páginas...», se comenta en la página 39 del libro «Perito en lunas. El rayo que no cesa» , de Agustín Sánchez Vidal, que entiende que es la «piedra angular» de su mundo poético.
Estadística.- Para los aficionados a la estadística, he averiguado con un sistema informático que El rayo que no cesa, contiene exactamente 3.315 palabras, sin contar (los enunciados: elegía, la fecha 10 de enero de 1936, ni el soneto final), que hay que entenderlo como una numeración y no parte de los poemas.
La conjunción que más veces aparece es la (y griega) con 198 veces; le sigue (de) con 189 veces. Corazón es la palabra más empleada con 33 veces; seguida de toro con 14; sangre con 13; pena 12 veces; muerte y dolor, ambas, con 10 veces; amor y beso, ambas con 9 veces; rayo y barro, ambas, 8 veces, lengua 7 veces, y como órgano femenino: pie se repite 5 veces; espada/s 5 veces.
Esta fría estadística, como un chivato o auxiliar, nos puede aportar ciertos aspectos casi imperceptibles de los sentimientos del poeta y de la interrelaciones con el mundo interior. Siente con el corazón, se siente como el toro, sangra, tiene pena, habla de la muerte y del dolor que siente, del amor insatisfecho, de la necesidad del beso como medio amoroso, de su lengua como barro.
El diálogo poético se desarrolla exclusivamente entre dos: amante y amado. Por la observación de las repeticiones podemos apreciar que el posesivo (mi) se repite 72 veces, (me) 50 veces, (mío) 2 veces, (yo) 6 veces. Por el contrario (tu) 51 veces, (tus) 4 veces, (te) 13 veces (tuyo) 1 veces. Lo que arroja un balance positivo hacia la personalidad del amado sobre la amada. Aunque admito que es posible un estudio psicológico más detallado y profundo, sobre estas apreciación, en principio estadística
Estructura y métrica: La obra salió publicada el 24-01-36, en la colección Héroes, de los Altolaguirre (Manuel y Concha Méndez), en Madrid. Consta de 1 poema de 9 cuartetas octasílabicas que riman abab (carnívoro cuchillo que vamos a analizara seguidamente); 27 sonetos en rima ABBA ABBA CDE CDE; una poema central Me llamo barro...” de 61 versos con la fórmula como silva endecasílabos; una elegía en quince tercetos encadenado, a la muerte de su amigo oriolano Ramón Sijé (24-12-35). Lázaro Carreter lo considera como de métrica rigurosa... y virtuosismo culto.
Para marcar los tonos dramáticos, según el análisis del profesor Serrano, la obra consta de 430 versos que se acentúan en la 6ª y 10ª sílabas, y 55 en 4ª y 8ª.
Influencias.- De acuerdo con un prólogo de José María Balcells, Miguel Hernández rinde culto a los poetas clásicos como Virgilio, así como a los áureos: San Juan de la Cruz, Lope de Vega o Quevedo y «no condice, ciertamente, con la suavidad del sentimiento de garcilasista...». Creo que no es del todo cierto ya que he apreciado ciertas similitudes con Garcilaso de la Vega en Sonetos, como:

A) En el soneto 19. “Yo sé que ver y oír a un triste..” he observado que los versos 5,6,7. Que dice:
Lo que he sufrido y nada todo es nada
para lo que me queda todavía
que sufrir el rigor de esta agonía
de andar de este cuchillo a aquella espada.


Se parece al sentido de Sonetos, el número I de Garcilaso de la Vega, que dice:
Cuando me paro a contemplar mi estado,
y ver los pasos por do me ha traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;


Conjugamos el sentido de ambos poemas, y observamos que tienen sentidos parecidos. Que se resumen, en que cuando el poeta se para a contemplar los andado, lo que ha sufrido, y por los peligros que ha sorteado de andar entre cuchillos y espadas, el mal pudo ser peor, es decir lo sufrido atrás no es nada con lo que queda por sufrir y o un mayor mal espera o pudo haber sido.
B) En el soneto 23 “Como el toro...”, primer terceto, dice:
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo a cuello un vendaval sonoro.

En el soneto XXXII de Garcilaso de la Vega, dice:
Estoy contigo en lágrimas bañado,
rompiendo el aire siempre con suspiros;


También es sabido que El rayo.., tienen influencias nerudianas de Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), de quien era gran amigo y le dedicó el prólogo de El hombre acecha (1939). También tienen influencias del surrealismo de Aleixandre, tanto de Espadas como labios (1932) y La destrucción o el amor (1933). Aunque creo que más de Espadas como..., puesto que la palabra espada se repite cinco veces en El rayo que no cesa.
Antonio Piedra, aprecia influencias de Baltasar de Alcázar.
Quienes creen que podía tener influencias de García Lorca de Poeta en Nueva York, están equivocado, ya que esta obra fue póstuma de Lorca y se publicó en 1940.
Metáforas: La diferente metáforas son ricas en sinestesias y cromatismo. El rayo como energía incontrolable fue un hallazgo poéticos tan poderoso que aniquiló la imaginación de otros poetas, hasta tal punto arrasó que ningún otro poeta se ha atrevido con el tema del rayo. Entre las metáforas que mencionaré, MH, utiliza algunos recursos poéticos como: El hombre es el origen de la fuerza. Identidad cósmica. Vegetalización de los humano. Animación de lo inamovible. Humanización de lo vegetal. Dinamización de lo inerte. Y también visiones surrealistas.
Mis apreciaciones: Para memorizar el poema I, lo primero que necesité fue darle un título, con objeto de poderlo almacenar en mi un casillero de la memoria y lo titulé: Un carnívoro cuchillo, de esta forma ya tenía localizado el poema, ya disponía de una etiqueta. Seguidamente busqué los ritmos, puesto que para declamar son vitales, y me vi en la necesidad de reconvertir los cuartetos en pareados de 16 sílabas.

El ritmo del primer verso quedaría dactílico: 1ª,4ª,7ª,10, y lo escribí:
Un carnívoro cuchillo de ala dulce y homicida
1ª 4ª 8ª 10ª
El segundo verso quedaría trocaico o troqueo:
sostiene un vuelo y un brillo alrededor de mi vida.
2ª 7ª 11ª
Con esta formula transformé todos los cuartetos en pareados de 16 sílabas.


«UNCARNIVORO CUCHILLO».
Desarrollo de mi técnica: Cuando empecé a memorizarlos, me encontré con un gran número de dificultades añadidas de asimilación y de asociaciones mentales, ya que mi mente comprendía tan sólo un 25 % de las metáforas, y esta incomprensión aumentaba el desánimo. A continuación describo el proceso de Un carnívoro cuchillo:
Para memorizar la primera estrofa: Analicé la técnica metafórica empleada, pues nos hallamos ante una dinamización de lo inerte: un carnívoro cuchillo... Así que busqué la siguiente asociación: Un cuchillo de cocina como una pluma cae con un dulce vuelo y tiene un brillo relumbrante del acero. Es un cuchillo que, a pesar de su apariencia mansa ala dulce, es traidor y asesino homicida.
Para la segunda estrofa: Materialización de lo atmosférico. El rayo se ha materializado en acero, es decir, en un cuchillo y con su agudo punta picotea como el pico de un pájara carpintero hace en mi costado un nido, el nido significa la puñalada homicida que le hace el rayo. La primera llamada que hago en el borrador, es la adjetivación de fulgentemente caído, por eso debe ir entre comas de inciso.
Para la tercera estrofa: Descripción de su cabeza y de su corazón. Mi sien, florido balcón significa que su cabeza, durante su juventud fue un florido balcón de memoria, ahora está negra, oscura, confusa. Luego refuerza corazón dos veces, porque interiormente se ha vuelto viejo y débil, lo define con el apelativo de canas.
Para la cuarta estrofa: Me hallé en el dilema que no comprendía el significado de la estrofa. Me encontré con el escollo de la mala virtud del rayo. Y me pregunté ¿qué mala virtud puede tener un rayo? Pensé que es evidente que el rayo posee la cualidad de ser excesivamente veloz y peligroso, y esa velocidad rodea al poeta como un cinturón de energía y castidad, puesto que en la metáfora siguiente voy a mi juventud como la luna a la aldea nos da la solución, el poeta compara la velocidad con el vigor fecundador del rayo, y con el vigor sexual de su juventud. Seguidamente cuando semeja su juventud como la luna a la aldea, es la luz enfermiza la que baja a iluminar a la aldea como una linterna afligida. El rayo posee la velocidad de la luz, inmediatez y este exiguo espacio de tiempo es: su mala virtud. Quizás el poeta era tan fogoso que no tenía tiempo de complacer a su pareja.
Para la quinta estrofa me dije, en el verbo recojo reside la clave, aquí nos hallamos con una mineralización de lo humano: sal del alma y sal del ojo, alma mineral, sal del ojo, la lágrima convertida en sal. Y flores de telarañas, no he llegado a averiguar qué significa.
Para la sexta estrofa: Tenemos dos versos independientes. En el primero se pregunta: ¿A dónde iré que no ya mi perdición a buscar? Su perdición es ir a buscar a su amada con el ciego celo de un enamorado, la cual evidente le rechaza, y este rechazo significa su perdición espiritual. Y más o menos significa: ¿A dónde iré? si no es contigo. En el segundo verso se dirige al rayo estéril, tu destino es la playa, se refiere a los rayos que caen en el mar y no fecunda la tierra. Con mi vocación es el mar, se refiere al mar como destino de naufragios, son los peligros y es alegoría de zonas oscuras.
Para la séptima estrofa: Me valí de la imagen del descanso del guerrero, quiere descansar de los excesos de la labor de amante, esta labor de huracanes, el ejercicio del amor llega a extenuarle, por ello hace el inciso de, amor o infierno, ya que el sexo, y no el amor, puede convertirse en un infierno. Quiere descansar, tanto le exige la amante, que descansar no es posible, y por eso el dolor de no complacer será para él un pesar eterno.
Aquí hago la segunda llamada, donde creo que lo correcto sería convertir el adjetivo posesivo (mi) en pronombre personal (mí) más una coma, y sustituir pesar por penar, y quedaría más asequible: [y el dolor me hará a mí, penar eterno.] Ya Cossío hizo una corrección [me hará, a mi pesar eterno], según Agustín Sánchez Vical.
Para la octava estrofa: Nos dice que al fin podrá vencer al rayo veloz, inmediato, su mala virtud. Esta aseveración se reafirma con ave y rayo secular, puesto que las aves como los rayos bajan de los cielos. Se completa la estrofa con que la muerte es segura en él, de hecho el poeta murió a los 32 años de edad.
Para la novena estrofa: Dice que el rayo-cuchillo seguirá volando e hiriéndole. Para una más eficaz comprensión he quitado las comas del segundo: sigue, y se leerá: [pues sigue cuchillo, volando, hiriendo...] Y acaba con la sentencia de que algún día el tiempo, los años, acabarán dejando color sepia sobre su fotografía.
En el retrato de Miguel Hernández, y que adjunto, los rayos se entrecruzan y rompen su imagen peligrosamente con tantos riesgos, como contiene este ensayo.


Obras consultada

] José Antonio Serrano Segura. La obra poética de MH. http://jaserrano.com/mhdez/
2] José Luis Ferris. Miguel Hernández, pasión, cárcel y muerte... Temas de Hoy, Madrid 2002.
Ramón Pérez Álvarez. Hacia Miguel H... Aitor L.Larrabide y Luiz Zerón. Fundación Cultural Miguel
Hernández y Empireuma. Orihuela. 2003
] Miguel Hernández Gilabert. El rayo que no cesa. Prólogo de José María Balcells. Losada.1998
] Diccionario de Símbolos. Alfonso Serrano y Álvaro Pascual. LIBSA. Madrid.2003
] Sánchez Vidal, Agustín, Perito en Lunas. Rayo que no cesa. Alambra. Madrid. 1976