Sinopsis:

Página multimedia virtual sobre la vida, obra y acontecimientos del universal poeta Miguel Hernández -que murió por servir una idea- con motivo del I Centenario de su nacimiento (1910-2010). Administrada por Ramón Fernández Palmeral. ALICANTE (España). Esta página no es responsable de los comentarios de sus colaboradores. Contacto: ramon.palmeral@gmail.com

lunes, 8 de febrero de 2010

Un yeclano ayudó a Miguel Hernández

Por Luciano Palao Rico y Ramón Fernández Palmeral

Un poeta y periodista yeclano ayudó en sus primeros tiempos al universal poeta oriolano Miguel Hernández.
En una exposición durante el 8 de abril al 8 de mayo del 2005 en la antigua Capilla de la Orden Tercera ubicada en Elche, y organizada por el Centro de Hernandiano de Estudios e Investigación, titulada «Hacia perito en lunas», observé en un panel de la exposición la entrevista que se publicó en la revista madrileña Estampa, nº 215, del sábado 20 de febrero de 1932 titulada «Dos jóvenes escritores levantinos. El cabrero poeta y el muchacho dramaturgo», que le hizo el periodista que firmaba con las iniciales F.M.G. y al margen manuscrito el nombre: Federico Martínez Corbalán, el nombre es un error. Y el error estriba en que aparece con el nombre de Federico en lugar de Francisco. Esto no tendría mayor importancia si no hubiera surgido una eterna duda entre Francisco y Federico, pues incluso José Luis Ferris también se equivoca en las páginas 106 y 113 de su libro Miguel Hernández Pasiones, cárcel y muerte de un poeta (Temas de Hoy, 2002). Yo también me equivoqué, otros autores más prevenidos escriben F. Martínez Corbalán.
La madrileña revista Estampa le dedica una página con dos fotografías, una que le sacaron en la redacción de Estampa, según refirió a Ramón Sijé, posaba de pie con corbata mal ajustada y abrigo (que posiblemente no era suyo), en la mano derecha un cartapacio, y la mano metida en el bolsillo del pantalón. La otra fotografía que aparece en el centro del artículo, se ve a Miguel pastoreando un rebaño, se la debió facilitar Miguel a Francisco Corbalán. Empieza el veterano Corbalán el artículo describiendo la actitud tímida de Miguel en la redacción:
«El muchacho- tiene veinte años- llega azorado y encogido. No es para menos. Lo que este joven moreno, de frente despejada y facciones enérgicas tiene que decir, es algo grave…»

El muchacho dramaturgo, cuyo retrato aparece al final era Virgilio Soler Pérez, era de Alicante, (autor de comedias más o menos astracanescas en verso), cuya biografía se puede leer en Orihuela Digital, cuyo autor en Gaspar Peral Baeza:
http://www.orihueladigital.es/orihuela/puntos/gaspar_peral_baeza_220305.htm

Paco Corbalán le realiza una entrevista en la que explota y ratifica los mismos tópicos que anteriormente llamaron la atención de Ernesto Giménez Caballero en El Robinsón Literario de España, el 15 de enero de 1932. El título de la entrevista, de por sí, que escribe Corbalán ya es socarrón, con un estilo mordiente que se utilizaba en la época, donde los escritores se ensalzaban en verdaderas guerras literarias y descalificativos. Lo de pastor poeta ya se lo había colgado, anteriormente, en los inicios literarios su paisano el médico y escritor José Ballesteros Meseguer:
«Pero he aquí, lectores, que en la provincia de Alicante, en Orihuela y en una de sus calles más típicas, la calle Arriba, vive un pastor que hace versos: Miguel Hernández. Es pastor poeta oriolano es un pastor de cabras…»

Como se ha dicho la publicación de la entrevista en Estampa salió el 20 de febrero de 1931, tres meses después de la entrevista, lo que mantenía impaciente a Miguel, puesto que en carta del 22 de enero de 1931, escribe a Ramón Sijé, en la que alude a su impaciencia para que salga la entrevista de Martínez Corbalán ya que de ello dependía que Concha Albornoz, tuviera argumentos para solicitar una beca o pensión de la Diputación de Alicante. En esta carta estaba desesperado, «¿No podías tú ir al Ayuntamiento y ver al señor Alcalde y hacer que me envíen quince o veinte duros?». Miguel estaba pasando hambre física en Madrid. Beca que no conseguiría porque la partida presupuestaria de ayuda para estos menesteres desapareció de los presupuestos.
Aunque Concha Albornoz sí consiguió que Alfredo Serna, concejal del Ayuntamiento de Orihuela, residente en Madrid, donde era farmacéutico, aprobara el 3 de marzo de 1932 una pensión de diez duros mensuales para el poeta-cabrero. Sin duda alguna esta pensión debió de estar avalada e informadas por las entrevistas ya publicadas en Madrid de Ernesto Giménez Caballero en El Robinsón Literario y la de Martínez Corbalán en Estampa.



Biografía de Francisco Martínez-Corbalán Pérez:
Es hora de hablar de la vida y obra del poeta y periodista yeclano.
Pues bien, Luciano Palao Rico, profesor yeclano, acaba de publicar un libro biográfico titulado La obra literaria de Francisco Martínez Corbalán Pérez (1889-1933), Edita Victoria Artes Gráficas, Yecla(Murcia),, 2002, con prologo de Martín Azorín Cantó. A su vez Luciano Palao reconoce que su trabajo no hubiera sido posible sin la documentación aportada por Pablo Corbalán, hijo Paco Corbalán, que conserva los escritos sobre su padre (Fondo Pablo Corbalán. Casa municipal de Yecla). Se llamaba nuestro personaje: Francisco Martínez-Corbalán Pérez, hijo de Ulpiano Martínez Corbalán y Martínez Corbalán, y de Carmen Pérez del Arenal, nació en Cangas de Onís (Asturias), el 9 de marzo de 1889.
Don Ulpiano era de origen yeclano, había abandonado su ciudad natal al obtener el título de registrador de la propiedad y fue destinado a Cangas de Onís (Asturias), también residió en Morón de la Frontera (Sevilla). El joven Corbalán, siguiendo los pasos de su familia, vivió una temporada en Morón donde trabó a mistad con Francisco Villalón, poeta cercano a la Generación del 27, y que le influyó mucho en el amor a la poesía.
Francisco Martínez llegó a Yecla con trece años de edad, en 1902, y realizó los primeros estudios con los Padres Escolapios de Yecla, el mismo colegio donde había estudiado José Martínez Ruiz,( Azorín). Más tarde estudió Derecho en Madrid, fue compañero de Ramón Gómez de la Serena, una amistad que mantuvieron siempre, que le escribió la introducción al libro inédito El payaso amarillo. Dijo Ramón G. de la Serna de Corbalán escribe que «representaba entre nosotros al paleto rey, todo el arte de su indumentaria y de sus maneras era la imitación y perfección del paleto». Acudía a las tertulias literarias del café Pombo y Colonial, vivió la bohemia. Políticamente era liberar, partidario de Melquíades Álvarez. Hizo amistad con Valle-Inclán, Emilio Carrere, Heliodoro Puche, Mauricio Bacarisse y otros escritores de la época. Fue seleccionado junto a Jardiel Poncela, para el concurso «La novela de hoy», por un jurado formado por Wenceslao Fdez Flores, entre otros miembros.
Regresó Paco a Yecla y se casó con Carmen Alonso Quínez, le supuso entrar en un ambiente más conservador y más provinciano. La política en Yecla era una cuestión de las clases pudientes, altas y media, tenían el poder político. Entre los centros culturales cabe destacar el Círculo Conservador. El Círculo Católico, el Circulo Moderno, el Casino Primitivo, el Ateneo Popular y la Liga por el Fomento de la Enseñanza. En su época yeclana colaboró en numerosas revistas y prensa, fundó Minerva en 1918 y Sirio en 1925, revistas, dos revistas de efímera existencia, tal vez debido al ambiente poco adecuado para la publicación de este tipo de revistas en los pueblos alejados del mundo cultural que siempre se mueve en las grandes ciudades. En la revista Sirio colaboró el poeta peruano César Vallejo, al que había conocido en Madrid en 1925. Algunas revistas yeclanas de la época fueron: Renovación, Que te muerdo, El Eco Social, La razón. Adelante…
Agobiado por un clima políticos desfavorables, caciquil, decide regresar en 1928 a Madrid, Yecla se le había quedado pequeña. Fue colaborador en la revista Estampa, donde conoció a Miguel Hernández en diciembre de 1931, entonces poeta en ciernes, donde le publicó la entrevista que ya hemos mencionado.
Fue redactor jefe de la revista Ahora, desde diciembre de 1930 hasta su muerte en 1933, donde también publicaría Azorín. El conjunto de artículos publicados en Estampa, los ha clasificado Luciano Palao en tres bloques, diferenciados por la temática: Primero artículos costumbristas, segundo reportajes de actualidad, y tercero artículos y reportajes sobre el mundo literario de la época.
Según el crítico literario Pablo Corbalán, hijo del periodista yeclano, era un poeta en crisis permanente o en busca de su tiempo. Se inicia Corbalán en el Modernismo, como movimiento renovador dentro de la poesía de principios del siglo XX, para acabar en las vanguardias y hacia el Ultraísmo de Rivas Panedas, Pedro Garfias, Eugenio Montes.


Obras publicadas:
Poesía: Oraciones. Imprenta de Sáez Hernos. Madrid. 1914
Caminos. Ed. Levante. La unión Cartagena. 1920. (A la salida de este libro se le ofreció un banquete en el Hotel España de Yecla, en la mesa estuvo don Pascual García Ibáñez, don Tomás Martín Hernández, don Federico Galbis Martínez, don José Azorín…, crónica que apareció en La Nueva Justicia con fecha 7 de julio de 1920).
Prosa: El pobre Juan. Coleccione de Los Contemporáneos. Madrid. 1917
Las violetas del huerto. Ed. Levante. La Unión. Cartagena. 1922. Considerada su obra cumbre, es analizada con lupa en su relación con el Romanticismo, con la técnica azoriniana, con la narrativa mironiana y con el Modernismo, con un estudio exhaustivo de sus personajes, del paisaje, de los factores sociales, de la ruralización, del concepto del tiempo… Se aprecia en su obra una actitud reformista, actitud que se desprende de los artículos de Azorín, de los cuentos de Rubén Darío, de las estampas y novelas de Gabriel Miró. El profesor Fº Díez de Revenga y Mariano de Paco, en su Historia de la literatura murciana, Universidad de Murcia, 1989, lo consideran integrante de movimiento literario Modernista.
Poseía numerosa obra inédita. Entre 1911 a 1927 publicó poemas y relatos en los diarios madrileños La época, El Imparcial, La Correspondencia de España, Heraldo de Madrid; en las revistas Blanco y Negro, Nuevo Mundo, La Esfera y Mundo Gráfico.
Ganó varios premios literarios, menores.
De 1924 a 1926 publicó poemas en el Suplemento literario de La Verdad de Murcia, en la revista Sudeste de Murcia, la revista Alfar de La Coruña, entre 1924 y 1925, y en la revista madrileña Bolívar.
Entre 1928 y 1933 escribió en la revista madrileña Estampa y en el diario madrileño Ahora, del que fue critico teatral, reportero y cronista taurino que firmaba como F. Asturias y realizó reseñas de varias novilladas y corridas de toros en 1931 y 1932, fue reportero en el “Jerezano”.
Corbalán participó en un ambiente de polémica y controversia propio de la prensa de la época. Así, el escritor yelano publicó un artículo en el diario local Adelante sobre la polémica literaria en trono a la poesía que había suscitado un artículo firmado por “El licenciado Cortina”, pseudónimo de algún personaje adversario de Corbalán, y que había sido publicado en el semanario La Defensa, sección “Literatura”. Los dos se ensalzaron en una agria porfía poética, en la que se dio por aludido Francisco Antonio Jiménez que entró en la “Replica” con un articulo lacerante y doloroso en La Defensa, 8 de febrero 1931, que empieza:
«Inestimado poetastro: He oído el sonoro rebuzno que a mi insignificancia te has dignado dirigir desde ese olimpo grotesco en que moras por obra y gracia de tu vanidosa necedad…»
Este agrio ambiente literario justifica quizás, de alguna forma somera, la actitud complaciente e irónica con que Paco Corbalán trató al poeta cabrero en la entrevista que le hizo a Miguel Hernández.
Su prematura muerte acaeció a los 44 años de edad, el 5 de agosto de 1933, asistieron a su entierro, entre otros escritores, Azorín, Valle Inclán y el escultor Emilio Barral. Edad que no le dio tiempo a consolidar su obra literaria.
A modo de evocación literaria recojo el magnifico primer cuarteto del poema de Paco Corbalán tgitulado «Romántica», publicado en el semanario Adelante, el 4-06-1927:

Se elevó como incienso tu recuerdo hecho alba,
Tu recuerdo florido de mil líricos tálamos.
Era otoño. En la tarde tinta en oro y en malva
Cantó su verso el trémulo mosaico de los álamos.